En esta publicación, voy a hablar sobre el proceso de las adicciones a
sustancias, estableciendo un símil que todos entenderemos: una relación
de pareja. En este caso será una relación de pareja con triste final.
En el caso de las drogas y el alcohol, el final nunca puede ser bueno, a
menos que salgamos a tiempo y/o nos pongamos en ayuda profesional.
Esta analogía, la establece el
Dr. Arnold M. Washton en su libro ”Querer No es Poder” y consiste en 5 etapas del proceso adictivo:
1. ENAMORAMIENTO
El enamoramiento se produce tras las primeras experiencias con las
drogas. Si el primer contacto con la droga ha sido agradable, existe
mayor probabilidad de que el contacto se pueda volver a producir, y cada
vez que se vuelve a disfrutar con el consumo, se va haciendo cada vez
mayor el enamoramiento o la atracción apasionada. Se produce un cambio
en el estado de ánimo, causado principalmente por la alteración de la
química cerebral.
Cuando se trata de una adicción comportamental, como puede ser el
juego patológico, el ganar una gran cantidad de dinero hace más
atractivo que volvamos a apostar, y con ello, más probable que empecemos
a perder.
2. LUNA DE MIEL
El individuo aprende, que con la droga su estado de ánimo cambia, que
puede evadirse momentáneamente del mundo, pasarlo bien o, al menos no
pasarlo mal pensando en los problemas que acontecen a su alrededor. Las
personas que se vuelven adictas, no sólo comienzan a consumir por
problemas, sino en muchas ocasiones, por diversión, hasta que instauran
el hábito de beber en relación a la diversión. Con esto, han aprendido
que bajo los efectos de cualquier sustancia, alcohol, o comportamiento,
su estado de ánimo siempre es bueno.
En la fase de luna de miel, el futuro adicto no vive los efectos
negativos todavía, todo es bueno y maravilloso en el consumo; siente que
tiene el control, que puede decidir cuándo tomar la sustancia y
sentirse bien seguro, disfrutar de olvidarse de su entorno… Pero no se
da cuenta que es una relación basada en el engaño y en falsas promesas.
3. TRAICIÓN
Pero… la luna de miel no dura eternamente, enseguida empiezan a
aparecer problemas y consecuencias negativas… bien problemas de salud,
complicaciones familiares, en el trabajo… el adicto va deteriorando sus
relaciones personales y profesionales, e incluso se puede ver
involucrado en actividades ilegales para mantener lo bien que se siente
cuando consume.
El declive ha comenzado.
4. EN LA RUINA
El adicto cada vez necesita más los efectos positivos que la droga le
traía en un principio, ahora que han aparecido problemas de verdad
necesita esa gratificación inmediata. Pero no siempre la obtiene. Cada
vez el sentimiento de culpa y el estado negativo es mayor, se hacen cada
vez más profundos y más contínuos. Ahora ya no consume por obtener
placer, sino para no obtener dolor. En algunas ocasiones (no con todas
las sustancias) aparece el síndrome de abstinencia, por lo que se ven
obligados a consumir para evitar un malestar físico importante.
La dependencia fisica, que aparece, como he dicho anteriormente, en
algunas ocasiones, se debe a una necesidad física creada por la
costumbre de la presencia de la sustancia en el organismo, de modo que,
tus células reconocen dicha sustancia y te la exigen.
Se crea una dependencia psicológica, que se tiene presente cuando
llegan determinadas horas del día durantes las cuales se consumía, o se
jugaba, o se compraba (en caso de compra compulsiva) y también aparece
cuando estamos en lugares que nos recuerdan a unas situaciones
habituales relacionadas con el consumo.
5. APRISIONADOS
La última fase consiste en la desesperación por la sustancia o
actividad, se deja todo lo demás, lo prioritario para el sujeto es
continuar manteniendo la adicción.
La persona ha dejado de ser ella misma y de mantener sus intereses
iniciales para sólo preocuparse para y por el consumo. Es impulsiva, es
incontrolada, es presa. Se caracteriza por la destrucción personal. El
retorno es costoso y difícil.
La importancia de un profesional experto en adicciones, en los
estados avanzados del proceso, es vital para reconducir a la persona a
un estado de abstinencia y dotarla de estrategias que le permitan poco a
poco, recuperar la calidad de vida con la que partía al principio.
Sonia Vallez Ruiz-Valdepeñas